Vivir en Pandemia: Afrontando la Ansiedad Social | Experiencias de Vida

La pandemia ha sido un desafío emocional para muchos, especialmente para quienes presentan altos niveles de ansiedad. El aislamiento, el trabajo remoto y la convivencia continua con la familia o frente a un ordenador han marcado la vida de millones de personas. Aquellos que estudian y trabajan desde casa han sentido de manera particular este impacto, generando una sensación de desconexión al momento de volver al mundo exterior.

«Al salir, sientes que estás fuera de ti mismo, como si volvieras a caminar por primera vez. No sabes cómo actuar en público, las multitudes te generan fobia, solo deseas salir de allí lo más rápido posible. Cualquier interacción parece mucho más difícil de lo que solía ser.»

Te cuento un poco mi experiencia

Antes de la pandemia, vivía en Venezuela. Los dos años previos parecieron una preparación involuntaria para lo que vendría. No había transporte público y salir no era ideal debido a la delincuencia. Afortunadamente, conseguí un trabajo desde casa, y durante dos años y medio me adapté a esta modalidad. Así que cuando llegó la pandemia, no fue un cambio tan drástico para mí. Sin embargo, estaba lejos de mi familia y luchaba por salir adelante sola, lo que añadió un nivel de estrés al que ya estaba acostumbrada.

La Realidad del Confinamiento

Luego de 1 año y medio de pandemia, como workaholic «adicta al trabajo» me mantuve en cautiverio por muchos días e incluso semanas, además solo podía salir dos a cuatro veces a la semana pidiendo un salvoconducto de 2 horas, si mal no recuerdo el tiempo máximo que de verdad no salí ni siquiera del edificio fueron tres semanas, y cuanto mucho salía una vez a la semana a comprar en la panadería o en el supermercado.

¿Cómo me entretenía? además del trabajo, vi casi todas las películas y series de Netflix, ya que ni sociabilizaba con las personas con las que vivía, y la comunicación con mis amistades era muy esporádica, realmente me aislé mucho del resto.

Ya era claro que no era nada sano lo que estaba haciendo, ya que había momentos en los que incluso cuando tenía que defender algún punto de vista en algún proyecto o conversación, simplemente mi ansiedad se disparaba, empezaba a agitarme y perdía por completo la confianza sobre lo que tenía que decir.

Regresar al Mundo Exterior

Decidí buscar un nuevo trabajo que me permitiera salir de casa. Fue un momento agridulce: volver a interactuar con personas era emocionante y angustiante a la vez. Lamentablemente, otra cuarentena nos llevó de nuevo al confinamiento. Sin embargo, comencé a hacer cambios: fortalecí mis amistades y traté de salir más, incluso aprendiendo a montar bicicleta, una actividad que nunca había intentado de niña y que mejoró mi confianza y autoestima.

Afrontando la Ansiedad Social

Salir de casa sigue siendo un reto. Aún recuerdo la primera vez que intenté comprar un café. Me puse tan nerviosa al no encontrar la tarjeta que terminé usando efectivo. Luego, al llenar el vaso con la máquina, me enredé tanto que la encargada tuvo que ayudarme. Al ir a un restaurante, noté que todos me miraban y sentí que iba a tropezar. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba desarrollando ansiedad social y que necesitaba trabajar en ella.

 

¿Afrontando los miedos?

La ansiedad es un mecanismo de defensa que se activa cuando el cerebro percibe una amenaza. Durante la pandemia, al olvidarnos de interactuar en situaciones cotidianas, nuestro cerebro empieza a verlas como riesgosas. Este mecanismo de defensa puede variar entre personas, pero quienes son más susceptibles suelen compartir características como baja autoestima, falta de confianza, experiencias traumáticas o eventos estresantes, como la pandemia.

Para disminuir este estado de ansiedad cuando es muy elevado y la persona no logra desenvolverse adecuadamente en sus diferentes entornos de vida, puede ser necesario el tratamiento farmacológico, para así poder regular los niveles de cortisol y serotonina, y con ello disminuir ese estado de alarma. Pero, para quienes se encuentran en un punto bajo o medio, la terapia es de gran ayuda, a su vez debe estar combinado con ciertas actividades que contribuyan a mejorar la autoestima, confianza y seguridad.

En mi caso, que he sentido mucha ansiedad social por miedo a la humillación pública, por equivocarme o sentirme torpe, trato de aplicar (a mi modo) la terapia de choque, al afrontar mis propios miedos, como incluso pasar por los lugares en donde haya más cantidad de personas posibles, para que así mi mente se dé cuenta que es totalmente normal y seguro poder pasar frente a una multitud y si me caigo o tropiezo tampoco es fin de mundo, le puede pasar a cualquiera.

Al momento de defender algún punto de vista, realizo anotaciones y lo practico para sentirme más segura, si la presentación no va bien, tampoco fue fin de mundo, hice mi mejor esfuerzo.

Cuando no quiero salir del departamento, trato de abrir las ventanas, procuro crear nuevos espacios y actividades que me hagan sentir más activa, y ahora con la bici espero ir también sentirme con mucha más seguridad al momento de incluso hablar o tomar una decisión importante.

Por cierto, adicionalmente algo que te puede  ayudar a bajar la ansiedad es disminuir el consumo de cafeína, reducir el exceso de consumo digital como redes sociales o computador, exponerte al sol por su vitamina D, ver comedias (evitar series o películas de suspenso, terror o que puedan activar tus miedos), hacer yoga o meditación, así como ejercicios de respiración (principalmente en los momentos de mayor ansiedad), y también si puedes tener una mascota, definitivamente será la mejor decisión de tu vida, porque son los mejores compañeros y te darán una nueva perspectiva de las cosas.

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